Temperatura de ± 500 K respecto a la del Sol (aproximadamente de 5200 a 6300 K).
Metalicidad entre el 50 % y el 200 % de la del Sol, lo que implica que el disco protoplanetario de la estrella debe de haber tenido cantidades similares de polvo para la formación de planetas.
Sin compañero estelar cercano (período orbital de diez días o inferior), ya que la estrella acompañante propicia la actividad estelar.
Una estrella con características aún más similares al Sol se denomina gemelo solar. El estudio de los análogos solares es fundamental para entender mejor las características del Sol en relación con otras estrellas y a la habitabilidad planetaria.
Ejemplos de análogos solares
En la siguiente lista figuran algunos análogos solares que no reúnen los criterios suficientes para ser considerados gemelos solares:
La masa es sin duda un dato fundamental, pero solo puede ser medida directamente en sistemas binarios, en donde se sospecha que la proximidad de la compañera influye en algunas de las características observables. En concreto, un gemelo solar debe ser indistinguible del sol hasta donde podemos conocer. Esto conlleva:[2]
El estudio de estas estrellas es fundamental para entender mejor las propiedades de nuestro propio sol en relación con otras estrellas y con la habitabilidad de planetas. La mayor parte de la comunidad científica considera que la posibilidad de que haya planetas habitables es mayor en gemelos solares que en otras estrellas.