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Autóctono (mitología griega)

En la mitología griega, los autóctonos (del griego αὐτός y χθών, esto es, «de la propia tierra») eran hombres surgidos directamente de la tierra, por lo que estaban especialmente vinculados con esta para siempre. En la mayoría de casos a los autóctonos no les adjudicaban ni padre ni madre, simplemente, surgían de la tierra como las plantas. Son reyes primitivos y a menudo epónimos del lugar donde residían, pero a veces son citados con otra filiación. Los autóctonos son especialmente pródigos en las genealogías del Ática —entre ellos se cuentan a Anfictión, Cécrope, Cránao, Erictonio y Perifante—. Muchos de los pueblos tenían entre sus leyendas a uno de los autóctonos, como Beocia o Creta, pero en época tardía ya comenzaron a proliferar autóctonos dentro de contextos míticos sin estar vinculados a un territorio concreto, como el caso de Aquiles, que convenció a Hera de que se casara con Zeus.[1]Clemente dice que habitaban Eleusis entonces hombres autóctonos: sus nombres eran Baubo, Disaules, Triptólemo, Eumolpo y Eubuleo.[2]

Para algunos el término «mortal» deriva de un tal Broto, a saber:

«Brotós («mortal»), según Evémero de Mesenia, es un derivado de Broto, un autóctono; según Hesíodo, de Broto, el hijo de Éter y de Hemera».[3]

Algunos llaman autóctonas a varias tribus de hombres de antaño, que nacieron espontáneamente en el suelo de su patria, como los arcadios, atenienses, eginetas o tebanos.[4]​ Otras estirpes colectivas de hombres también tienen la denominación de autóctonos.[5]​ Por ejemplo, las tres náyades de Tiro, llamadas Abarbarea, Calírroe y Drosera, fueron oblidadas, como castigo por Eros, a unirse a una estirpe de hombres autóctonos y de estas uniones nacieron las gentes del pueblo de Tiro.[6]​ Otro ejemplo son los habitantes originales de Béroe (Beirut), también autóctonos, fueron creaciones de la propia Naturaleza.[7]

No todos los reyes primitivos son imaginados como autóctonos, simplemente se desconoce su origen. Algunos de estos ejemplos son: Acteo, Antedón o Céleo. Por otro lado Agdistis nació de la tierra fecundada por el semen de Zeus[8]​y el caballo Escifio nació del semen de Poseidón en contacto con una roca,[9]​pero a ninguno de ellos se le llama autóctono.

Los primeros hombres en nacer

Existe una lista donde se nos habla de las diversas y encontradas leyendas sobre quién fue el primer hombre en nacer, a saber:

«...Ya sea que entre los beocios haya nacido Alcomeneo ( Ἀλκομενέως) como primer hombre al otro lado de la laguna Cefisia [Copaide]; o si fueron los Curetes (Κουρῆτες) del Ida, raza divina, o los Coribantes (Κορύβαντες) de Frigia aquellos a los que el sol vio los primeros cuando nacían de los árboles; O si fue Arcadia la que dio a luz a Pelasgo (Πελασγός), anterior a la luna; o a Eleusis (Ἐλευσῖνι), habitante de Raria carente de vivienda; o bien Lemnos de bellos hijos engendró en sus ritos secretos a Cabiro (Καβειρώ); o bien Pelene [Palene] a Alcioneo (Ἀλκυονεύς) Flegreo, el más viejo de los gigantes; los libios a su vez dicen que Yarbas (ἲαρβας), el primer nacido, surgiendo de las desérticas llanuras, gustó el primero de la dulce bellota de Zeus».[10]

Lista de los «autóctonos»

Véase también

Referencias

  1. Focio: Biblioteca 190, 47: El autóctono Aquiles se dice que era un hijo de la tierra. Cuando Hera huía de la unión con Zeus Aquiles la recibió en su cueva y la persuadió para que se casara con Zeus; se dice que este fue el primer matrimonio de Zeus y Hera. Zeus, entonces, prometió a Aquiles que haría famosos a todos los que llevaran su nombre. Es por esa razón que Aquiles, el hijo de Tetis, es famoso.
  2. Clemente: Protréptico II 20, 2
  3. Etymologicum Magnum, s. v., 215, 37
  4. Helánico, citado por Felix Jacoby, Die Fragmente Der Griechischen Historiker p. 323a, F27.
  5. Los hombres sembrados que plantó Cadmo y los léleges, que nacieron de las piedras que arrojaron Deucalión y Pirra, son una suerte de estirpes autóctonas.
  6. Nono de Panópolis: Dionisíacas, 40, 540 ss.
  7. Nono de Panópolis: Dionisíacas 41, 51 ss.
  8. Pausanias: Descripción de Grecia I, 4, 5
  9. Escolio a Píndaro, Píticas IV, 246; escolio a Apolonio de Rodas, Argonáuticas III 12, 44; Lactancio Plácido, a Estacio, Tebaida, IV, 43; Tzetzes, a Licofrón, 766.
  10. Fragmento anónimo de lírica griega arcaica (PMG 985, b)
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