Rodríguez quedó impresionado por los patriotas y revolucionarios de comienzos del siglo XIX, por lo que abrazó su ideario y escribió un poema en 1807 dedicado a los esclavos que defendieron Buenos Aires durante las Invasiones inglesas. Se hizo amigo y maestro de Mariano Moreno.
En 1810 participó activamente de los procesos independentistas y fue nombrado director de la Biblioteca Pública de Buenos Aires (actual Biblioteca Nacional) cargo que desempeñó hasta 1814. También fue nombrado como Superior Provincial de la orden Franciscana.
En 1811 fue elegido ministro provincial y en 1813 se lo designó como miembro de la Asamblea General Constituyente de 1813, encargándose de redactar los diarios de las sesiones hasta la disolución de la asamblea en 1815.
Después del Congreso, Rodríguez volvió a sus responsabilidades religiosas y públicas. En 1822 fundó el periódico El oficial del día, en el cual se oponía a la Reforma eclesiástica de Rivadavia, entre las que se cuentan la abolición del fuero eclesiástico y el diezmo y la supresión de varias órdenes religiosas, las cuales eran defendidas por el periódico El Centinela. Luego de la promulgación de las leyes de Rivadavia se retiró de la vida pública, dedicándose a sus deberes religiosos.
Falleció el 21 de enero de 1823 en el Convento Franciscano de Buenos Aires, a los 62 años de edad.
En 1903 se inauguró un monumento de bronce en la plaza que lleva su nombre, en la localidad bonaerense de San Pedro.