El descubrimiento de las Islas Malvinas son las series de hechos y teorías para conocer cual país o imperio habitó primero en las islas Malvinas. El archipiélago ubicado en el océano Atlántico sur a 480 km de las costas continentales de América del Sur. Permanecieron deshabitadas hasta la llegada de europeos en el siglo XVIII. Su descubrimiento es motivo de controversia.
Hipótesis de la llegada de amerindios
La documentada presencia del zorro-lobo de Malvinas (también llamado guará) hizo pensar que las islas fueron visitadas por canoeros yámanas originarios del los canales de la Tierra del Fuego. Se creyó que el guará sería el doméstico "perro de los yámanas" vuelto al estado salvaje y, por evolución en aislamiento, convertido en una especie típica. A partir de esa teoría, los primeros seres humanos que arribaron a las Malvinas habrían sido nativos de territorios que luego integrarían la Argentina y Chile.[1]
El hallazgo de puntas de flecha en Lafonia y restos de una canoa,[2] refuerzan esa teoría con evidencias arqueológicas. Se hallaron también algunas evidencias ambiguas de la presencia de madera, pese a que las islas no tenían árboles a la llegada de los europeos, pero pudieron haber sido transportadas por las corrientes marinas desde la Patagonia.
Otros explican la presencia del guará en las Malvinas suponiendo que llegó atravesando un puente de hielo cuando el nivel del mar estuvo más bajo durante la era de hielo.
En 2009 un estudio de ADN realizado por un equipo científico dirigido por Graham J. Slater, de la Universidad de California en Los Ángeles, confirmó lo que intuyeron los gauchos malvinenses: que el pariente vivo más cercano es en realidad el aguará guazú. El estudio confirmó que ambas especies se separaron hace alrededor de 6,7 millones de años.[3] Los caninos solo lograron colonizar América del Sur hace unos 3 millones de años, en el evento llamado en paleo zoogeografíael gran intercambio biótico americano, el cual ocurrió cuando los continentes de América del Norte y del Sur se conectaron gracias a la formación del istmo de Panamá. Esto quiere decir que los linajes del lobo de crín o aguará guazú y el lobo de las islas Malvinas llegaron desde América del Norte ya distanciados. Este estudio también encontró que las cuatro muestras del zorro malvinense que se examinaron compartieron un ancestro común hace unos 70.000 años, lo que sugiere que llegaron a las islas Malvinas antes del final de la última edad de hielo, es decir, elimina totalmente la hipótesis de introducción por los nativos (para esa fecha todavía los humanos no habían colonizado América del Sur).
Américo Vespucio
Américo Vespucio ha sido señalado como el descubridor de las islas en el viaje al servicio de Portugal iniciado en Lisboa en mayo de 1501 dirigido por Gonzalo Coelho, del cual tomó el mando a los 32° sur. En una carta a Piero Soderini, fechada en Lisboa a 4 de septiembre de 1504 y denominada Lettera di Amerigo Vespucci delle isole nuovamente trovate in quatro suoi viaggi, el navegante relató:
Y tanto navegamos por ese viento [sirocco] que nos encontrábamos tan altos que el polo del mediodía se elevaba fuera de nuestro horizonte 52° y no veíamos las estrellas de la Osa Menor ni de la Mayor, estando alejados del puerto de donde partimos unas 500 leguas por el sirocco [SE].
Esto fue el día 3 de Abril [1502]. Este día se levantó en el mar una tormenta tan recia que nos hizo amainar del todo nuestras velas y corrimos a palo seco, con mucho viento que era el Lebeche [del SW], con olas grandísimas y el aire tormentoso, y era tanta la tempestad que toda la flota estaba en gran temor.
Las noches eran muy largas que tuvimos una la del 7 de Abril que fue de 15 horas, porque el sol se encontraba al final de Aries y en esta región era invierno como puede calcular V.M. En medio de esta tormenta avistamos el día 7 de Abril una nueva tierra de la cual recorrimos cerca de 20 leguas encontrando la costa brava, y no vimos en ella puerto alguno ni gente, creo porque era el frío tan intenso que ninguno de la flota se podía remediar ni soportarlo.[4]
Groussac señala que la costa avistada pudo haber sido en realidad parte de los acantilados continentales. Las determinaciones geográficas son tan imprecisas y su descripción tan vaga que se hace imposible una estimación de su derrotero.[5][6][7][8]
Sin embargo en una carta anterior a su protector, Lorenzo de Pierfrancesco de Médici, fechada en 1502 y conocida como Mundus Novus, Vespucio mencionaba que tras haber alcanzado los 50° sur pero sin tener la costa a la vista, había decidido retornar a Portugal, contradiciendo lo que luego consignaría en la Lettera precitada, en donde afirma haber encontrado tierra a los 52° sur:
Siguiendo esta playa, tan largo tiempo navegamos, que pasado el trópico de Capricornio encontramos el polo antártico en su horizonte más alto, 50 grados (...) muy templado y ameno el clima (...) muchas especies de animales feroces y sobre todo de leones, serpientes y otros (...) Existen bosques extensos y árboles de inmenso porte, es extremadamente fértil esta tierra (...)
Verdad es que cuando fuimos a la altura de 50 grados estabamos en el mar y no en tierra, porque cuando nos apartamos de la tierra no estábamos a mayor altura que 32 grados y luego tanto navegamos por el viento siroco que fuimos a la dicha altura de 50 grados y sin tierra aunque juzgábamos estar cerca de tierra por muchas señales que veíamos que fueron infinitos pájaros de diversas clases y muchos maderos en el mar; señales ciertísimas, pero, porque el mar estaba tormentoso y frío y teníamos navíos muy separados y a la gente muy cansada, acordamos no ir a descubrir y dar vueltas atrás para Portugal (...)[9]
No obstante, siendo ambas cartas traducciones cuyos originales se han perdido, y que formaban parte de una correspondencia mucho mayor, la confusión persiste todavía hoy.[10]
Por ejemplo Louis Antoine de Bougainville, primer colonizador del archipiélago, que había estudiado el asunto en detalle, estaba convencido de que Vespucio era el descubridor:
(...) me parece que se puede atribuir su primer descubrimiento al celebre Américo Vespucio, que en su tercer viaje para el descubrimiento de América, recorrió la costa norte [durante] el mes de abril de 1502. Ignoraba en verdad si pertenecía a una isla o si formaba parte del continente; pero es fácil deducir del rumbo que siguió, de la latitud a la que llegó, de la latitud misma que [dio] de esa costa, que era la de las Islas Malvinas.[11]
Cartografía inmediatamente posterior al viaje de Vespucio
Han llegado hasta nuestros días algunos documentos que sugieren que los cartógrafos europeos de principios del siglo XVI podrían haber tenido un conocimiento rudimentario de la existencia de las Malvinas:
Un grupo de islas situadas aproximadamente sobre el paralelo 50 aparece en el mapa de Martín Waldseemüller de 1507, bajo el nombre de «Insule delle pulzelle» («islas de las Vírgenes»).[cita requerida]
Según el relato del propio almirante otomanoPiri Reis, este basó su portulano de 1513 en cuatro (por entonces novedosas) cartas portuguesas, ocho ptolemaicas, una árabe y una colombina.[12] La costa de la porción meridional de Sudamérica es vagamente reconocible, aunque está rotada unos noventa grados en sentido antihorario, posiblemente por problemas de espacio o por influencia de planisferios preexistentes, en los que este artificio era común. Cerca de la entrada del estrecho de Magallanes, cuyas dos angosturas aparecen cartografiadas, figura un archipiélago aislado, cuya isla principal está identificada en el mapa como «il de Sare» («isla de Sare»). Este grupo de islas ha sido asociado con las Malvinas tanto por su notabilidad como por su semejanza posicional. Una única nota acompaña a la toponimia: «Buadalar issizdir, ama bahar coktur» («Estas islas están desiertas pero la primavera allí dura mucho»).[13]
En el Atlas Miller (circa 1519), confeccionado por el cartógrafo portugués Pedro Reinel, su hijo Jorge y Lopo Homem, que fue descubierto en 1938 en el Palacio de Topkapi en Estambul, se puede observar que al este de la boca oriental del estrecho de Magallanes, a unas 56 leguas (180 millas náuticas) se encuentra una isla de casi 300 millas náuticas de largo.[14]
Expedición de Magallanes
La abundante cartografía inmediatamente posterior a 1520 sugiere que las Malvinas fueron avistadas por miembros de la expedición de Fernando de Magallanes al servicio del rey de España:
En el Circulus Antarcticus de Pedro Reinel (1522) las islas figuran en una posición aproximadamente correcta, aunque no se incluye la nomenclatura.[15]
En la cartografía de Diego de Ribero, la Carta universal en que se contiene todo lo que del mundo se ha descubierto fasta agora de 1527 y de 1529, pueden verse dos grupos de islas en la zona: las ocho o nueve islas llamadas «Sanson», a 49° sur pero a mitad de camino de la costa que las Malvinas y las islas «de los Patos» muy cerca de la costa. En la actualización de 1533 ya no incluye a estas últimas.
Mucho después continúan apareciendo las islas Sanson en los mapas de: Alonso de Santa Cruz (1541), Bautista Agnese (1536-1545), Sebastián Caboto (1547), Darinel (1555), Diego Gutiérrez (1562), Bartolomé Olives (1562), Jorge Sideri (1563), Martínez (1577), José Rosacio (1580), etc., situadas siempre más al norte y más cerca de la costa que las Malvinas.[16][17] En estas cartas las islas aparecen con las grafías de «San Antón», «S. Antón», «Sansón», «Sanson» o «San Son».
La versión más difundida afirma que el descubridor del archipiélago fue Esteban Gómez, piloto de la nave San Antón o San Antonio, cuyo nombre dio origen al de las islas. Tras sublevarse contra Magallanes el 1 de noviembre de 1520, Gómez regresó a España por la ruta de Guinea y llegó a Sevilla el 6 de mayo de 1521. Fue sometido a un juicio en donde no se halla ninguna mención que pueda atribuirse a las Malvinas. Esteban Gómez cedió un indígena al cartógrafo Diego de Ribero en 1529, por lo que este pudo haber obtenido de aquel un relato directo sobre las islas Sanson.[14]
Otra versión afín atribuye el descubrimiento al barco Victoria, que fue enviado por Magallanes a rastrear al San Antón en aguas del Atlántico. Estos dos barcos fueron los únicos de la expedición de circunvalación que pudieron regresar a España.[18]
No se han encontrado menciones al avistaje en los relatos que se conservan del viaje: los diarios de Antonio Pigafetta, del piloto Francisco Albo, el Roteiro de un piloto genovés, ni la relación de Maximiliano Transilvano. Aunque buena parte de los escritos de Magallanes se han perdido, y falta por completo la documentación de la nave de Juan Serrano y sus descripciones al sur de San Julián, la ausencia de referencias en las bitácoras citadas arrojó dudas sobre la veracidad de esta hipótesis. Sin embargo, en 1983 el historiador uruguayoRolando Laguarda Trías encontró un documento en la Biblioteca Nacional de París, escrito por el fraile André Thevet en Le Gran Insulaire. Vol I, fechado en 1586 (seis años antes del primer antecedente británico), que incluye un mapa en la página 229 donde aparecen «Les Isles de Sanson ou des Geantz» («Las Islas de Sansón o de los Gigantes») en sorprendente concordancia geográfica con las islas Malvinas. Thevet menciona en el texto adjunto haber obtenido la posición y descripción del archipiélago de un piloto portugués miembro de la expedición de Magallanes, probablemente Álvaro de Mezquita, testigo directo del avistaje, con quien se entrevistó en Lisboa. En efecto, existe evidencia de que Thevet y Mezquita se hallaban en Lisboa entre 1563 y 1567 y sería en ese período en que se encontraron y Mezquita le entregó los mapas a Thevet que él incluyó en su Manuscrito.[19]
Hipótesis con escaso basamento
En opinión de la mayoría de los investigadores, antecedentes como los consignados por el capitán Pedro de Vera a bordo de la nave Anunciada en 1526 y por la nave San Pedro de la expedición de Simón de Alcazaba y Sotomayor en 1535, son muy dudosos:[20]
La expedición de fray García Jofre de Loaísa partió desde La Coruña hacia las Molucas el 24 de julio de 1525. El capitán Pedro de Vera con la nave Anunciada desertó de la expedición a la altura del río Santa Cruz, con el propósito de navegar hacia las Molucas por el cabo de Buena Esperanza, pero no volvió a saberse nada de esta nave. Por la ruta que debió tomar, algunos historiadores han creído que pudo avistar las islas Malvinas.[21]
El comendador de origen portugués Simón de Alcazaba y Sotomayor partió de España con dos naves el 21 de septiembre de 1534. La nave San Pedro, al mando de Rodrigo Martínez, fue separada de la Madre de Dios por una tormenta a la altura del Río de la Plata y volvieron a encontrarse el 17 de enero de 1535 en el cabo Vírgenes, hecho que es relatado por Alonso Vehedor mencionando unas islas:[22]
Surgimos a la boca del estrecho; al otro día amaneció con nosotros la nao San Pedro, que había estado tomando agua en el puerto de Santo Domingo, y allí descubrió unas islas en la mar de las cuales hallaron mucha cantidad de bestias, aunque en verdad, de la mitad hacia arriba, parecían leones, por el bramido que daban y su ferocidad, y por el cerco que tenían y los colmillos.[23]
Algunas fuentes mencionan a Binot Paulmier de Gonneville, un marino normando que inspeccionó las costas de Brasil partiendo de Francia el 24 de junio de 1503, pero no hay indicios serios de que haya explorado el Atlántico Sur.[18]
Armada del obispo de Plasencia
Posteriormente las fuentes peninsulares acreditan que una nave de la expedición comandada por fray Francisco de Ribera, cuya expedición había sido armada por el obispo católico de Plasencia, Gutierre de Vargas y Carvajal, hizo toma de posesión del archipiélago para España el 4 de febrero de 1540. Afirman también que luego invernó en las islas para finalmente partir de regreso a España en diciembre. La expedición, compuesta por cuatro naves, tenía como fin la colonización de la zona del estrecho de Magallanes y había zarpado de Sevilla en agosto de 1539. En enero las tres naves que lograron llegar entraron en el estrecho, donde sufrieron un temporal que hundió a la nave capitana y separó a los dos barcos restantes en direcciones opuestas. Una de las naves al mando del hermano del obispo, Francisco Alonso de Camargo, continuó por el estrecho navegando luego por el canal Beagle, llegó posteriormente al Perú tras descubrir desde el mar la isla de Chiloé. La otra nave, la Incógnita, cuyo capitán es posible que haya sido Gonzalo de Alvarado, fue arrojada hacia el Atlántico y poco después avistó dos pequeñas islas que corresponden en posición y descripción a las islas Malvinas. La cartografía del estrecho que figura en el mapa XV del atlas Islario de Alonso de Santa Cruz, publicado poco después del retorno de esta nave a España (1541), incorpora esas dos pequeñas islas, ubicadas aproximadamente a unas sesenta leguas al este y en línea paralela al estrecho, «Al oriente del puerto de San Julián... a cincuenta y un grados de altura». Se conservan fragmentos de la bitácora de la nave, cuyo nombre verdadero se desconoce y que Goebel bautizó Incógnita.[24][25] La bitácora da además una semblanza notablemente aproximada de las islas: por ejemplo, describe con precisión un pasto de uno o dos metros de altura que coincide con el tussok malvinense, y señala la abundancia de un pequeño cánido que podría tratarse del guará.[26]
El día nueve soportamos una fuerte tempestad, la que nos obligó a ponernos a palo seco, pues nuestras velas no estaban en condiciones de soportar gran esfuerzo. El día 14 fuimos echados entre ciertas islas nunca descubiertas antes, y de las que ningún relato conocido hace mención; yacen cincuenta leguas o más desde la costa este nortemente desde el estrecho; en cuyo lugar, a no haber sido la voluntad de Dios en su misericordia infinita haber calmado el viento, hubiéramos forzosamente perecido. Pero habiendo virado el viento al E, pusimos nuestra proa al estrecho, y el 18 de agosto nos aproximamos al cabo con niebla muy espesa y esa misma noche fondeamos a diez leguas de distancia de aquél. El día 19 pasamos la primera y segunda angosturas.[27]
Sin embargo no describió las coordenadas del presunto hallazgo: solo ubicó a las islas en relación con la costa y al estrecho de Magallanes. Su posicionamiento es erróneo y conduce a océano abierto.
La relación del viaje fue publicada por uno de los tripulantes del Desire, John Jane, en 1600, año en que Sebald de Weert había ya regresado a Holanda; por esto y por ser una descripción muy parecida a la del Islario de Alonso de Santa Cruz, la opinión generalizada es que se trata de un fraude.[28][29][30][31] Por algún tiempo, las islas de Davis fueron conocidas como "Davis Land" o "Davis' Land".
Richard Hawkins
Otra hipótesis británica afirma que el corsario inglés Richard Hawkins, al mando de la Dainty, descubrió las Malvinas a principios de febrero de 1594, bautizándolas como «Hawkins' Maiden Land» («Tierra de las doncellas de Hawkins»), cuando el viento los llevó hacia una tierra de la que «ninguna carta hacía mención». Su relato Observaciones se publicó 22 años después de su viaje y varios estudiosos lo desestimaron rotundamente, entre los que merece citarse a los historiadores ingleses Burney y Chambers. Este último interpreta que el corsario confundió las costas de la Patagonia continental septentrional, tomándolas por las de grandes islas; en efecto, Hawkins describe erróneamente al archipiélago como «una llanura de buen aspecto» de «clima templado» y afirma falsamente que estaba «habitado» y «surcado por grandes ríos». Sitúa a las islas a 60 leguas de la costa y aproximadamente a los 48° S, mucho más al norte de la ubicación real. Los mapas ingleses posteriores a este viaje y al de John Davis no registran el descubrimiento,[27] y las inexactitudes de la descripción demuestran que Hawkins no vio las Malvinas y, en consecuencia, que este antecedente es muy improbable.[31][32][33]
Sebald de Weert
El primer avistaje de las Malvinas que no tiene objeciones y que fue fehacientemente acreditado en la cartografía inmediatamente posterior, fue realizado por el capitán holandésSebald de Weert, quien avistara las islas Sebaldes (parte del archipiélago de las Malvinas), razón por la que los mapas neerlandeses mantuvieron hasta fines del siglo XIX la denominación islas Sebald o Sebaldinas para las Malvinas. La nave de De Weert, la Gelof, formaba parte de una expedición de cinco barcos que había partido de Holanda en 1598 al mando de Jakob Mahu, que al morir fue reemplazado por Simón de Cordes.[34] Una fuerte tormenta dispersó a las naves en el estrecho de Magallanes, por lo que De Weert decidió regresar a Europa. El 24 de enero de 1600 avistó tres islas sobre latitud 50°40′ S y a 60 leguas holandesas de la costa (equivalentes a 70 leguas españolas). De Weert no intentó desembarcar pues su nave había perdido todos sus botes en la borrasca.[35][36]
De Weert llegó a Holanda el 14 de julio de 1600 y a partir de entonces las islas se encuentran en los mapas náuticos de ese país.
Cartografía previa a Sebald de Weert
Existen una treintena de mapas confeccionados previamente al avistaje de Sebald de Weert, en donde es posible ver islas que pueden ser las Malvinas; entre ellos (con el nombre de las islas cuando lo poseen):
1513 Carta náutica de Piri Reis
1519 Mapa manuscrito de Jorge Reinel
1523 Costa oriental de América del Sur de Juan Sebastián Elcano (Islas de los Patos y de Sansón)
1527 Carta que contiene "todo lo que del mundo se ha descubierto hasta ahora" de Diego de Ribeiro (S. Antón a 49°S)
1529 Carta universal de Diego de Ribeiro (S. Antón a 49°S)
1534 Mapa anónimo. En Pedro Mártir de Anglería, Opus Epistolarum.
1541 Islario, mapa XV de Alonso de Santa Cruz (Sansón 51°S)
1543-1545 Atlas, segundo mapa de Juan Bautista Agnese (Illas de los Palos o de San Son 51°S)
1544 Mapamundi de Sebastián Gaboto (Islas de San Sone)
1562 Mapa de Bartolomé Olives (Sansón)
1562 Americae sive qvarta e orbis partis nova etexactissima descriptio de Diego Gutiérrez. Publicado en Amberes después de su muerte (1554)
1571 Mapa de Fernão Vaz Dourado
1572 Mapa de Joan Martínez (Illa de Palo)
1578 Hemisferio occidental de Joan Martínez (Illa de Palo)
1590 Costa de la región magallánica y Tierra del Fuego de Sebastián López (Illa Cam Com)
Confirmación del descubrimiento
Jakob LeMaire
La expedición comandada por Jakob LeMaire confirmó la existencia de las islas el 18 de enero de 1616 al reconocerlas como las Sebaldinas. Había partido de Ámsterdam con los barcos Eendracht y Hoorn, al mando de los hermanos Willem y Jan Schouten respectivamente, con el objetivo secreto de encontrar un paso alternativo al estrecho de Magallanes.[37]
Isla Pepys
Otro corsario inglés, William Ambrose Cowley, quien viajaba en una expedición al océano Pacífico en el Bachelor's Delight, bajo el mando de John Cook, publicó en enero de 1684 un diario de viaje, en el que señala la presencia de:
(...) una isla desconocida, deshabitada, a la que di el nombre de isla Pepys, sobre la cual crecen árboles y posee ríos de agua dulce, como también tiene un gran puerto con capacidad para miles de naves.
Le dio el nombre de isla Pepys en honor a Samuel Pepys, secretario del Almirantazgo Británico, y fijó su posición en 47°41′ de latitud sur. El marino inglés William Dampier, compañero de viaje de Cowley, interpretó que la presunta isla era parte de las Sebaldinas:
(...) reconocí las islas de Sebald de Weert. Son tres islas rocosas y estériles, sin un árbol, reduciéndose toda la vegetación a matorrales (...)
Sin embargo estas islas se hallan 230 millas náuticas al sur de la latitud mencionada. En la ubicación reportada por Cowley solo hay océano, por lo que se considera a Pepys como una «isla fantasma»[38][39][40] que fue buscada infructuosamente por varios navegantes, entre ellos John Byron, James Cook y George Anson. Este último, en medio de una frustración creciente, se quejaba en 1774 por:
(...) la frivolidad con que los filibusteros daban noticias de lugares inexistentes.
El reporte de Cowley encendió el interés británico por esa región del mundo. En 1748 España logró frustrar una expedición británica para buscar la isla Pepys y reconocer las Malvinas.[41]
John Strong
El 27 de enero de 1690, una expedición británica comandada por el capitán John Strong en la nave Welfare (o Farewell) se dirigía a Puerto Deseado , pero los vientos contrarios llevaron a Strong a navegar entre las dos islas principales de las Malvinas. Bautizó el pasaje entre ellas como «Falkland Channel» (actualmente Falkland Sound o estrecho de San Carlos), en honor de Anthony Cary, quinto vizconde de Falkland, el cual, como comisionado del Almirantazgo Británico, había financiado el viaje. Muchos años después los británicos extendieron este nombre a todo el archipiélago.[38][39][40] Strong había partido de Inglaterra en octubre de 1689 con destino a los puertos chilenos y peruanos del Pacífico, en los cuales pretendía comerciar, pero fue expulsado de ellos.[42] Desembarcó el día 28 de enero a fin de aprovisionar sus bodegas con focas y pingüinos.
De ese mismo año data el mapa holandés Orbis Terrarum Nova et Accurata Tabula de Gerard y de Leonard Valk, en el que aparece por primera vez el nombre Falkland.[43]
Otros viajes
En el período desde 1616 hasta 1764, las islas fueron reavistadas por navegantes holandeses, españoles, franceses e ingleses. A principios del siglo XVIII los franceses organizaron sucesivos viajes de exploración a las Malvinas. Mejoraron el conocimiento cartográfico del área y reconocieron su importancia como base de reaprovisionamiento para largas travesías. Como gran parte de estas expediciones partían de Saint-Maló, las islas fueron bautizadas por los marinos como Malouines.[28]
Fueron justamente los franceses los primeros en ocuparlas en forma permanente a partir de 1764. Los ocasionales desembarcos de las otras potencias se limitaron a la provisión de víveres, y fueron de duración breve.[40][44][45]
↑Portolani e Carte Nautiche XIV-XVII Secolo, dalle collezioni del Museo Correr - Venezia e Museo del Topkapi - Istambul, Istituto Italiano di Cultura, Istambul, 1994, pag. 62-63
Arnaud, Vicente Guillermo (2000). «Las islas Malvinas. descubrimiento, primeros mapas y ocupación. Siglo XVI». Buenos Aires: Academia Nacional de Geografía, Publicación Especial (13).
Berguño, Jorge (1991). «Un enigma de la historia antártica: El descubrimiento de las islas Shetland del Sur». Madrid: Revista Española del Pacífico. Asociación Española de Estudios del Pacífico (1).
Bougainville, Louis Antoine de (1966). Viaje alrededor del mundo por la fragata del rey la Boudeuse y la fusta la Estrella en 1767, 1768 y 1769. Madrid: Espasa Calpe, Colección Austral.
Caillet-Bois, Ricardo R. (1982). Una tierra argentina: Las Islas Malvinas. Buenos Aires: Academia Nacional de la Historia.
Destefani, Laurio H. (1982). Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur ante el conflicto con Gran Bretaña. Buenos Aires: Edipress.
Formisano, Luciano (1992). Letters from a New World: Amerigo Vespucci's Discovery of America. New York: Marsilio.
Hidalgo Nieto, Manuel (1947). La cuestión de las Malvinas. Contribución al estudio de las relaciones hispano-inglesas en el siglo XVIII. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo.