Enrique II de Champaña o Enrique I de Jerusalén (29 de julio de 1166-10 de septiembre de 1197; en francés: Henri II de Champagne), conde de Champaña desde 1181 hasta 1197 y rey de Jerusalén desde 1192 hasta 1197. Sucedió a su padre Enrique I en los condados de Champaña y Brie en 1181. Se alió en 1183 con Felipe, conde de Flandes, contra Felipe Augusto, rey de Francia; hizo grandes donaciones a las iglesias, sobre todo a la de Troyes; partió en 1190 para Tierra Santa y recibió delante de San Juan de Acre el mando del ejército de los cruzados. Se casó con Isabel, heredera de Amalarico I, rey de Jerusalén, y heredó este título sin llegar a poseer el reino. Murió al caerse de una ventana de su palacio de Acre.
Biografía
Primeros años y familia
Enrique era el hijo mayor de Enrique I de Champaña y María de Francia, hija del rey Luis VII de Francia y Leonor de Aquitania. En 1171, Enrique fue comprometido con Isabel de Henao. Enrique era sobrino de Adela de Champaña, quien fue reina de Francia. En 1179, ambos padres juraron que iban a proceder con el matrimonio, pero el padre de Isabel accedió a que se casara con Felipe II de Francia. La boda no fue del agrado la reina madre, ya que había significado el rechazo de su sobrino y la disminución de la influencia de sus parientes. El padre de Enrique murió en 1181, y su madre gobernó como regente hasta 1187.
Cruzada
En 1190 Enrique partió para Oriente, después de haber hecho jurar sus barones reconocer a su hermano menor Teobaldo como su sucesor en caso de no regresar. Se unió a la Tercera Cruzada, llegando por delante de sus parientes, el rey Felipe II de Francia y el rey Ricardo I de Inglaterra. Al principio, fue uno de los líderes del contingente francés en el asedio de Acre antes de la llegada de Felipe. Se dice que fue un miembro del grupo involucrado en el secuestro de la reina Isabel de Jerusalén, para persuadirla a que se divorciara de Hunfredo IV de Torón para que pudiera casarse con Conrado de Montferrato. Enrique estaba relacionado con Conrado a través de sus dos abuelos maternos. Según Baha ad-Din ibn Shaddad, fue herido en Acre el 15 de noviembre de 1190.
Posteriormente en campaña, Enrique cambió su lealtad a Ricardo. En abril de 1192, el rey inglés envió a Enrique como su representante de Acre a Tiro, para informar a Conrado de Monferrato de su elección como rey de Jerusalén. Enrique regresó a Acre. Pocos días después, Conrado fue asesinado por dos nizaríes. Enrique volvió a Tiro dos días después, aparentemente para ayudar a organizar la coronación de Conrado, pero descubrió que en su lugar se estaba preparando un funeral. Enrique inmediatamente se comprometió con la recién viuda y embarazada, reina Isabel. Se casaron apenas ocho días después de la muerte de Conrado.
El matrimonio fue considerado como romántico por algunos cronistas: a Isabel le impresionó tanto el físico atractivo de Enrique (que era 20 años más joven que Conrado) que fue ella quien le propuso matrimonio. Una vez que se supo que estaba embarazada de Conrado (María de Montferrato), el matrimonio fue considerado escandaloso por algunos, pero era políticamente vital que se casara nuevamente para poder defender su reino. Sin embargo, esperaron el consejo de la Haute Cour. La pareja llegó a tener dos hijas, Alicia y Felipa.
Enrique pidió permiso a Ricardo, quien se lo dio rápidamente. Sin embargo, dado que Ricardo era sospechoso del asesinato de Conrado, este hecho planteo varias preguntas acerca de este episodio. De hecho, Enrique, que era conocido por los árabes como «al-kond Herri», buscó una alianza con los nizaríes, y fue invitado a visitar su fortaleza, al-Kahf. Para demostrar su autoridad, el gran maestre de la orden hizo señas a dos adeptos, quienes inmediatamente se arrojaron de las murallas para morir. Los nazaríes ofrecieron entonces cometer un asesinato para Enrique, como un homenaje a su invitado. Enrique primero dudó, pero luego concluyó el acuerdo, y se marchó. Patrick A. Williams ha sugerido al propio Enrique como sospechoso en el asesinato de Conrado, aunque hubiera sido una empresa arriesgada y sin el apoyo de Ricardo.
Enrique murió al caer de una ventana del primer piso en su palacio en Acre. Existen relatos variados en diferentes manuscritos de La Crónica de Ernoul, de Guillermo de Tiro. La mayoría sugiere que una ventana o balcón barandilla se soltó mientras estaba apoyado. Un sirviente, posiblemente, un enano llamado Scarlet, también cayó, después de tratar de salvarlo reteniéndolo por la manga, pero su peso no fue suficiente para sacar al rey. Otra versión sugiere que Enrique vio un desfile en la ventana cuando un grupo de enviados de Pisa entraron en la habitación. En cuanto los recibió, dio un paso hacia atrás y perdió el equilibrio. Cualesquiera que sean las circunstancias exactas, Enrique murió en el acto, el siervo, que sufrió una fractura de fémur, dio la alarma, pero después murió a causa de su lesión. Algunas versiones indican que Enrique podría haber sobrevivido si su criado no hubiera caído encima de él.
Legado
Su viuda, la reina Isabel se casó poco después de su muerte. Su cuarto (y último) marido fue Amalarico de Lusignan, rey de Chipre. El heredero general de Enrique era su hija mayor Alicia quien pronto se casó con su hermanastro Hugo I de Chipre y cuyos herederos representaron la línea señorial de los condes de Champaña.
Enrique dejó atrás una serie de dificultades para Champaña. Se había prestado una gran cantidad de dinero para financiar su expedición a Jerusalén, y por su matrimonio, y la sucesión al condado de Champaña que después sería impugnada por sus hijas. En 1213, los partidarios de su sobrino Teobaldo IV de Champaña alegaron ante un legado papal que la anulación del matrimonio de Isabel con Hunfredo de Torón (que todavía estaba vivo durante el matrimonio con Enrique) no era válida, por lo que las jóvenes eran ilegítimas. Sin embargo, esto fue cuestionable: la legitimidad de la hija de Isabel con Conrado, María, y el derecho de sus descendientes al trono de Jerusalén nunca fue impugnada, y si María era legítimo, también lo eran las hijas de Isabel con Enrique. Teobaldo finalmente tuvo que sobornar a Alicia y Felipa a un costo considerable.
Representación en la ficción
Enrique ha sido generalmente tratado favorablemente en las novelas sobre la Tercera Cruzada. Sin embargo, en The Widow of Jerusalem (2003) de Alan Gordon, es uno de los principales villanos. Este tratamiento puede ser influenciado por el artículo de Patrick A. Williams, mencionado anteriormente.
Enrique es un personaje importante en el nuevo libro Lionheart de la novelista histórica Sharon Kay Penman sobre la vida y la época de Ricardo I. También aparece en su novela Devil's Brood.