El territorio argentino incluye una gran variedad de biomas y biotopos, debido a su extensión y variedad climática condicionada por factores tan diversos como la latitud, altitudes, condiciones edafológicas, etc. Esta variedad tiene como consecuencia una importante diversidad en la fauna autóctona. Para entender la existencia de las especies animales es necesario entender cómo es la red trófica de cada ecosistema y dentro de ella, la de cada biotopo, pero en el caso de Argentina una explicación en detalle resulta casi imposible precisamente debido a su gran diversidad ecológica.
De este modo el territorio argentino (como el de todo el Cono Sur) es señalado como parte de la región faunística y la ecozonaneotropical, el clima templado y frío de gran parte del territorio han generado endemismos y evoluciones convergentes y han permitido rápidas aclimataciones de especies provenientes de la región holártica, ya sea de las debidas desde hace ca 9 millones de años por el Gran Intercambio Americano o a las producidas hace medio milenio y hasta el presente.
En la zona subtropical de la Argentina existen muchas aves como el águila harpía (la mayor ave predadora del continente), decenas de especies de diminutos colibríes, tres especies de flamencos, cinco especies de tucanes y diversas especies de loros. Las praderas centrales están pobladas por los tatúes, el colo colo, y el ñandú o avestruz sudamericana. Los halcones, diversos patos así como las garzas y las perdices, también habitan la zona, al igual que varias especies de ciervos y zorros. Algunas especies se extienden hacia la Patagonia.[1]
Las montañas occidentales son el hogar de diversos animales. Entre ellos están la llama, la taruca, el guanaco y la vicuña, que son algunas de las especies más reconocibles de Sudamérica. También en esta región están el gato andino y el cóndor. Este último es el ave voladora de mayor tamaño del mundo, así como también una de las que vuela hasta mayores alturas.[1]
En la Argentina meridional habitan el puma, el huemul, el pudú (el ciervo más pequeño del mundo) y el introducido jabalí. La costa de la Patagonia es rica en vida animal: el elefante marino, el lobo marino, el león marino, y diversas especies de pingüinos. En el extremo sur se encuentran los cormoranes, que se alimentan de peces.[1]
Las aguas territoriales de la Argentina tienen abundante vida oceánica; están los mamíferos como los delfines y las ballenas. Una de las ballenas más destacadas es la ballena franca, junto con las orcas son el gran atractivo turístico de península Valdés y Puerto Madryn. Los peces marinos incluyen las sardinas, las merluzas, los salmones, y los cazones; también está presente el calamar y la centolla en Tierra del Fuego. Los ríos y las corrientes en la Argentina tienen muchas especies de peces de agua dulce como las truchas y un pez sudamericano como el dorado.[1] Según la cultura general, el pez Nacional Argentino es el Surubí.
Argentina y el subcontinente sudamericano en general se caracterizan por su abundante y extraordinaria avifauna, existiendo en la Argentina continental americana unas 1400 especies de aves de todo tipo, aunque cuantitativamente se destacan mucho solo algunas decenas y muchas de ellas (a causa del ser humano) bajo riesgo de extinción.[2] A inicios del presente siglo XXI hay unas 400 especies de mamíferos en el país, (En el año 2019 tras casi una década de estudio se descubrieron 15 nuevas especies de mamíferos argentinos)[3] más de un cuarto (98 especies) está en peligro de extinguirse, casi todas por causas humanas.[4] Las especies de ofidios que habitan en la Argentina incluyen a la boa constrictora, a la venenosa yarará y a la serpiente de cascabel.[1]
Ecorregiones
El territorio argentino se divide en las siguientes regiones naturales (norte a sur) :
Los límites de las regiones tienden a desdibujarse en cuanto a su aspecto faunístico: por ejemplo el puma se encuentra en casi toda la Argentina continental americana.
En todo caso existen especies naturalmente más vinculadas a determinados biomas que otras, es decir especies que constituyen biocenosis : por ejemplo los monos se encuentran exclusivamente en las zonas selváticas o boscosas más cálidas de Argentina.
Dos factores principales son los que "fijan" a una determinada región a una especie animal semoviente: la base de la red trófica (en especial los vegetales que sirven de alimento) y el clima al cual está especialmente adaptada cada especie; es decir un sistema fenológico (véase: Clima de Argentina) que se trasunta en ecosistemas. Obviamente, las especies acuáticas tendrán en la presencia de suficiente agua y tipo de medio acuático el específico factor condicionante para su distribución geográfica.
A continuación se presenta una descripción de la fauna de cada región, destacándose los principales vertebrados en cada caso.
Puna y Noroeste argentino
En el desierto puneño, o Puna, caracterizado por extremas variaciones térmicas entre el día y la noche y entre el estío y el invierno, con tórridas y gélidas temperaturas según el momento, encontramos a la chinchilla, la vicuña, el gato andino, el cóndor y en los muy alcalinos y salados lagos puneños enormes bandadas de tres especies de flamencos: el austral, la parina chica, y la parina grande; aquí el único superpredador es el puma. Al este de la zona puneña, en tierras más bajas, húmedas y fértiles la fauna aumenta su diversidad: el puma le deja el rango de superpredador focal al yaguareté; el oso de anteojos ha sido el que más ha mermado por acción antrópica, encontrándose ejemplares en las yungas del norte de Salta y Jujuy; su área de difusión hace cinco siglos llegaba, por lo menos, hasta las sierras de Ancasti en Catamarca.[cita requerida] En la zona intermedia de valles y quebradas secas se encuentran auquénidos domésticos como la llama y la alpaca, destacándose entre las aves un ñandú, el surí de la puna o cordillerano. En las selvas de la yunga se encuentran la ardilla colorada o nuecero, el mono caí yungueño, pavas como la pava de monte y la charata, y una de las mayores águilas del planeta: la majestuosa águila poma y lechuzas y lechuzones como el caburé tucumano (Glaucidium tucumanum), o palomas exclusivas de la región como la "tucumana" palomita de Moreno de la especie Metriopelia morenoi. En la misma ecorregión noroestina se encuentra diversas ranas del género Oreobates y sapos como el gran sapo buey o rococó (Rhinella schneideri). En los pastizales de altura se encuentra la taruca. Como en casi toda la Argentina continental americana son aquí también frecuentes los zorros y diversas especies de armadillos, en especial el quirquincho, de esta región argentina procede una de las pocas auténticas razas de perros precolombinos argentinos: el Perro Pila Argentino (perro pelado argentino) en sus dos variedades "chaqueña" y "andina". Uno de los pájaros cánoros más conocidos es el chalchalero (Turdus amaurochalinus) llamado así por su supuesta preferencia en anidar sobre las ramas del árbol llamado chalchal. Y el cachilo (Zonotrichia capensis) que es conocido más al sur como "chingolo".
Es la región de toda Sudamérica que mayores modificaciones antrópicas ha sufrido, en la actualidad casi toda la Pampa Húmeda es un gran antroma.[n. 1]
Incluye a zonas costeras del archipiélago fueguino y a todas las Islas del Atlántico Sur. Es una región ecotónica entre la patagónica extraandina y la antártica. La fauna de cuadrúpedos mamíferos autóctonos es inexistente (salvo el extinguido guará en Malvinas), abunda la fauna litoral de lobos marinos, elefantes marinos a los que se suman los leones marinos (Otaria flavescens) y leopardos marinos (Hydrurga leptonyx) , así como también abundan las colonias de varias especies de pingüinos, en las aguas abundan cetáceos como la ballena franca austral, la gigantesca ballena azul (el más grande de los animales conocidos), las orcas y diversos delphinidae entre los que se destacan las toninas, así como en la base de la red trófica, formando parte del zooplancton inmensos "bancos" de un casi microscópico crustáceo llamado krill. En las costas de Tierra del Fuego y en las proximidades del Estrecho de Magallanes e incluso las Malvinas se encuentran nutrias marinas.
Prácticamente todo el transpaís o interior de esta región es un desierto nival (desierto repleto de agua dulce pero "paradójicamente" extremadamente seco ya que el agua está siempre en estado sólido congelada en hielos y nieve) en donde sólo se encuentran microorganismos (a unos 500 km del Polo Sur la única vida autóctona pluricelular conocida es un diminuto ácaro rosado llamado Nanorchestes antarcticus). Por el contrario, el litoral durante el estío meridional está abundantemente poblado por pingüinos como el pingüino emperador (Aptenodytes forsteri), con una subespecie que alcanza el 1,7 m (En 1997 -y esto ratificado en el 2000-) cuando científicos argentinos descubrieron una subespecie de pingüino emperador cuyos ejemplares llegan a medir 1,70 m de estatura, que habitan en el sur de la isla Cerro Nevado,[9] el pingüino barbijo (Pygoscelis antarctica), el de vincha o papúa (Pygoscelis papua) y el de ojo blanco o Adelia (Pygoscelis adeliae).
Entre los peces antárticos llaman la atención aquellos que pueden vivir en aguas por debajo de 0 °C (en las aguas gélidas el punto de congelación del océano y los mares baja hasta -2 °C debido a la mayor densidad de sales), particularmente los pertenecientes a la familia NototheniidaeDissostichus mawsoni (bacalao antártico), y especies de genuinos bacalaos como los Trematomus bernacchii y Trematomus hansoni cuya sangre y demás humores poseen glicoproteínas anticongelantes.
Fauna de origen alóctono aclimatada en Argentina
Gran parte de la fauna Argentina fue traída por los inmigrantes europeos, procede de la Región holártica en fechas posteriores a 1492, en particular del sector llamado Región paleártica, es decir desde la mayor parte de Eurasia. La aclimatación de estas especies se debe a que los biomas naturales argentinos en gran medida son similares a los de Europa y Eurasia en general.
Casi la totalidad de los perros y gatos domésticos proceden de Eurasia sin embargo se han encontrado restos fósiles de perros domésticos peludos que habitaban el territorio argentino hace por lo menos 1000 años,[10][11][12] tales perros precolombinos parecen haber desaparecido al mezclarse con los perros introducidos por los europeos. Aun cuando en Argentina los yámana hubieran domesticado el culpeu o culpeo creando una raza autóctona de "perro" llamado perro fueguino, perro entre comillas ya que a diferencia de los auténticos perros éste no descendía del lobo.
Todos los equinos hoy existentes en Argentina son de origen eurasiático, dándose la paradoja de que durante el pleistoceno existieron grandes tropillas de "caballos" autóctonos, los cuales habrían desaparecido -pareciera- por epizootias. En todo caso, los españoles introdujeron los primeros caballos del tipo actual como el Caballo Criollo Argentino y el Caballo Polo Argentino, vacunos, perros (en un principio perros de caza y perros de combate además de ratoneros como el bodeguero andaluz), cerdos ( comúnmente llamados en Argentina: "chanchos"), ovinos, caprinos, gatos domésticos, asnos (llamados comúnmente en Argentina: burros) y gran variedad de gallináceas domésticas y palomas mensajeras como la Columba livia. Tal irrupción de nuevas especies directamente traídas desde Europa ocurrió hace prácticamente ya medio milenio, por lo que hoy resulta muy difícil considerar "alóctonos" a los animales mencionados, en efecto, a poco de ser introducidos, y al encontrar nichos ecológicos vacíos por la desaparición de la megafauna pleistocénica, el número de animales procedentes de Europa y la cuenca del Mediterráneo se multiplicó de un modo prodigioso, especialmente en la Región Pampeana que presenta elementos ecológicos similares a los de la Europa templada y meridional. De este modo las tropillas de caballos salvajes, las greyes de vobinos y las jaurías de "perros cimarrones" fueron enormes ya en el s XVII (gran parte del acervo genético del perro de pelea cordobés y luego su actual descendiente el molosoidedogo argentino proceden de los perros de guerra luego cimarronizados importados por los conquistadores españoles), algo similar sucedió con los caprinos en las zonas montañosas del centro y norte del país.
Basta leer el informe del teniente coronel inglés Holland durante las Invasiones inglesas, o los comentarios de viajeros y naturalistas como Charles Darwin, Félix de Azara, Alcide d'Orbigny, Aimé Bonpland, Thaddeus Haenke, Martin de Moussy, Concolorcorvo, Hermann Burmeister etc. para dar fe de su sorpresa ante la proliferación y aclimatación de vacunos, equinos, ovinos, caprinos y perros en el territorio argentino. Es así que surgieron especies "criollas", como el excelente caballo criollo, con innegables orígenes andaluces aunque con una contextura tan curiosa que se supone tiene algunos genes de asno a través de alguna mula excepcionalmente fértil (el noroeste argentino era territorio de cría de mulas para el transporte en zonas montañosas de las producciones mineras del Alto Perú).
Casi la totalidad de las extinciones de especies modernas se ha debido directa o indirectamente a la acción humana es decir: en el Antropoceno. La primera extinción importante de especies se produjo hace aproximadamente entre unos diez mil a 8500 años antes del presente con la llegada del Homo sapiens al sur del continente americano durante el Pleistoceno. La extinción de especies está encuadrada dentro de la global extinción masiva del Holoceno; tal extinción afectó principalmente a la megafauna. Bruscos cambios climáticos modificaron los hábitats provocando la extinción de aquellas las especies más sensibles a los cambios, sin capacidad de migración o adaptación. La megafauna es particularmente vulnerable ya que los animales de grandes proporciones suelen tener pocas crías, es decir una baja tasa de reposición.
Sin embargo es recién a partir de la segunda mitad de s XIX que se producen matanzas masivas de animales silvestres, en muchos casos por ser considerados "plagas" para la agricultura y la ganadería, en otros por la obtención a nivel industrial (masivo) de recursos a partir de ellos (pieles, aceites, plumas etc.). Así fueron extinguidos el guará (Dusicyon australis -los británicos lo exterminaron por su piel y porque lo consideraban un peligro para los rebaños de ovejas que habían importado, notar que la mayoría de las ovejas traídas por los ingleses eran de la especie de origen español llamada en Argentina con el nombre de merino), el chorlo polar (Numenius borealis) -el chorlo polar era un ave que migraba desde Alaska y Canadá, su extinción fue producida principalmente en los Estados Unidos-, y el guacamayo azul (Anodorhynchus glaucus). Una especie cuyos ancestros eran eurasiáticos aunque criolla argentina fue la vaca ñata extinguida al parecer a inicios de siglo XX (una de las explicaciones para la extinción de tan singular bóvido se encuentra en la mezcla con especies traídas desde Europa (Shorthorn, Hereford, Abeerden-Angus, Holando Holstein etc.) a fines de siglo XIX e inicios de siglo XX.
Durante todo el s XX se redujeron drásticamente las poblaciones de muchas especies autóctonas de mediano y gran porte, de modo que aún se encuentran en grave riesgo -entre otras especies- el yaguareté, el pudú, el huemul, el venado de las pampas, la vicuña, la taruca, el ocelote, el aguara-guazú, etc en la actualidad muchos de los animales en más grave peligro de extinción han sido declarados monumentos nacionales, para preservarlos, por parte del Estado Nacional Argentino.
Un caso singular de especie extinta es la del perro polar argentino ya que fue una raza canina creada artificialmente para cumplir tareas en la Antártida Argentina y que se extinguió luego de que sus ejemplares fueran desarraigados de la Antártida.
En 2015 ya existían veinte (20) especies de animales bajo riesgo de extinción, muchas de ellas debido a la extensión masiva del cultivo masivo de soja o soya transgénica.[14]
Apéndice
Aunque todo el texto anterior da una muy buena y extendida reseña de la Fauna Argentina, todavía falta enumerar y elencar muchas más especies de aves, mamíferos, peces y reptiles ya que es enorme su cantidad en el territorio de Argentina (aunque en el caso de algunas especies como el macá tobiano su área de dispersión actual es pequeña y su cantidad de individuos es actualmente pequeña ) y en algunos casos todavía no están precisadamente taxononomizados o ni siquiera oficialmente descubiertos en los primeros tres lustros del presente siglo XXI, en tal caso es bueno observar la Fauna [y correspondiente Flora] en los diversos items del artículo Áreas naturales protegidas de Argentina, como por ejemplo en el caso del se citan, entre sus especies más conocidas, a la martineta común o perdiz copetona, al águila mora y al comesebo patagónico. Por tal motivo se recomienda ir a cada enlace o link de cada uno de los territorios expresados en el artículo llamado Áreas naturales protegidas de Argentina para recabar u obtener más info o información en detalle referente a la muy especial Fauna de Argentina.
↑Se denomina antroma a un bioma debido al Homo sapiens; por lo general los antromas son muy frágiles ya que su flora y fauna naturales ha sido muy depredadas por el ser humano y por esto dependen de la actividad humana y carecen de un ecosistema natural que los mantenga; casi la totalidad de la región pampeana, en especial el extenso sector llamado Pampa Húmeda ha sido convertido en un antroma desde fines de s. XIX.
Francisco Erize. (1992). El Gran Libro de la Naturaleza Argentina”, Editorial Atlántida, Buenos Aires. Fue distribuido tanto como libro completo o con el formato 21 fascículos, los que acompañaron a la revista Gente (Editorial Atlántida) en primer término y tiempo después una segunda edición fue distribuida por la Asociación de Diarios del Interior.
Francisco Erize. (2002). Los Mamíferos de la Argentina y la región austral de Sudamérica Editorial El Ateneo, Buenos Aires. 453 páginas
Juan Carlos Chébez: Los que se van. Especies argentinas en peligro. (1994), Los que se van. Fauna argentina amenazada. (2008) en 3 tomos, La Fauna Gringa. Especies introducidas en la Argentina (2014)