Se la representa como una doncella con la palma martirial y un libro en la mano, y también en actitud de enseñar con un libro abierto a dos niños de corta edad, que serían sus sobrinos los santos Justo y Pastor.
Marta, conocida como santa Marta de Astorga, fue una mártircristiana del siglo III. Es patrona de la ciudad española de Astorga.
Biografía
Según la tradición, Marta nació en Astorga, estando emparentada con los grupos cristianos que surgieron en torno a los legionarios convertidos provenientes del norte de África. Su hermano era el legionario san Vidal, padre de los santos Justo y Pastor. Según las actas de su martirio, en tiempos del emperador Decio, fue denunciada como seguidora de Cristo. Obligada a abjurar de este último, ella se negó, por lo que el gobernador mandó torturarla y encerrarla en el calabozo. El gobernador intentó de nuevo convencerla, pero no consiguió que cambiara de parecer, por lo que fue ejecutada.[1]
Devoción y culto
El culto a santa Marta se atestigua no sólo en Astorga, sino en otros lugares de la diócesis, como Camarzana de Tera o Santa Marta de Tera, donde hubo monasterio dedicado a ella.[2] Su fiesta se celebra el 23 de febrero, acudiendo ese día la corporación municipal de Astorga a su parroquia para hacer una ofrenda y agradecer su protección, pero las celebraciones populares tienen lugar a finales del mes de agosto, cuando el tiempo es más favorable.[1]
Iconografía
La iconografía de la santa se reduce prácticamente a la propia Astorga y la muestra como una muchacha con la palma martirial y un libro en la mano, o también en actitud de enseñar con el libro abierto a dos niños que serían sus sobrinos Justo y Pastor. La talla que preside su parroquia es obra de Lucas Gutiérrez y data del siglo XVII. Asimismo, se conservan dos tablas del siglo XVI, obra de Gaspar de Palencia, en las que aparecen momentos de la vida de la santa.[2]
Patrona de Astorga
Hacia 1685, la ciudad ya llegó a un acuerdo —ratificado en 1693— sobre la declaración de la santa como patrona de Astorga; pero todo quedó en agua de borrajas, y no fue hasta 1741 cuando se dio un nuevo impulso a la causa de la mano del canónigo Bartolomé de Loredo. Este impulsó la reedificación de la parroquia y las gestiones que llevarían al nombramiento de Patronato de Astorga, que oficialmente tuvo lugar el 1 de julio de aquel año.[1]