Para la armadura de alambre que rodea la tapa y el cuello de determinadas botellas, véase Morrión (botella).
El morrión era un casco que apareció en reino de Castilla que cubría la cabeza de los antiguos caballeros; su forma era algo cónica y contaba de ordinario con una cresta casi cortante. También tenía ala ancha, levantada y abarquillada que terminaba en punta por delante y por detrás. En la cumbre o cimera, casi siempre curva, presentaba bien una especie de gancho, uña o botón, bien una punta afilada. Es una evolución del capacete usado en España en el siglo XV.
Aunque el morrión lo utilizaban particularmente la infantería o los peones, no por eso dejaban de llevarlo los caballeros y personajes notables a causa de ser más ligero que el yelmo y dejar el rostro descubierto para poder respirar más fácilmente.
Asociado popularmente solo a los tercios españoles del Siglo de Oro y a los conquistadores de América, el morrión era un casco en forma de media almendra para hacer resbalar los golpes, tenía en su interior un capacete de tres o cuatro correas cruzadas, que apoyaban en la cabecera, daban ventilación al casco y amortiguaban los golpes verticales. Unas alas casi horizontales contribuían a que los golpes verticales no llegaran al cogote, las orejas o la cara.[1]
En los tercios españoles formaba parte del equipo defensivo de piqueros y arcabuceros, pero no de los mosqueteros, que lo sustituyeron por el sombrero chambergo.
El morrión también fue usado en la mayor parte de los países europeos en los siglos XVI y XVII. Actualmente solo lo emplea la Guardia Suiza del Vaticano.
Desde principios del siglo XIX, se empleaba la palabra morrión para referirse al chacó, prenda de cabeza militar cónica, sin ala y con visera, de poco más de una cuarta de alta, cuya copa constituía la truncadura del cono y era de cartón cubierto de hule o de paño con tapa de suela.[2]