Dentro de la gramática tradicional, no se clasifica como un adverbio de negación; sin embargo, su comportamiento morfosintáctico es más complejo que el de los adverbios convencionales. Por ejemplo, no es incompatible con algunas formas del verbo, como el imperativo:
(1a) ¡Cállate, por favor!
(1b) *¡No cállate, por favor! (se dice ¡No te calles, por favor!)
El comportamiento de (1b) es paralelo al comportamiento del complementadorque en (2):
(2) *¡Que cállate! (se dice ¡Que te calles!)
Lo cual sugiere que, sintácticamente, la negación ocupa una posición fuera del sintagma verbal.
Algunos autores han analizado el no del español como un clítico preverbal que precede a los clíticos pronominales aduciendo la formación de preguntas para justificar que como clítico se desplaza con el verbo:[1]
(Afirmación) Juan [no va a venir]
(Pregunta) ¿[No va a venir]Juan?
Cuasiprefijo no-
Además, la partícula no en español es un cuasiprefijo cuando aparece en expresiones como los países no-alineados o los no-cristianos, pero dicho no debe considerarse un homófono del negador verbal (en otras lenguas romances los dos tipos de "no" se distinguen: francés ne/non, italiano non/no. El cuasiprefijo del español es cognado del francés non y el italiano no).
Uso pragmático
Se suele usar esta negación verbal de manera irónica o sarcástica como respuesta a quien hace una pregunta fuera de lugar cuando se trata de un asunto muy obvio, por ejemplo:
Pool Westgaard, Marianna (1997): "Sobre la morfología del no preverbal en español", en Estudios de lingüística formal, Colmex, México DF, ISBN 968-12-0721-1.