Los orígenes de la Nueva Izquierda se remontan a varios factores. Uno de ellos fue la escasa respuesta del Partido Comunista de los Estados Unidos y el Partido Comunista de Gran Bretaña a la Revolución húngara de 1956, lo que llevó a algunos intelectuales marxistas a desarrollar un enfoque más democrático y a distanciarse de lo que consideraron un carácter centralizado y autoritario de los partidos de izquierda de la preguerra. Los izquierdistas que se desilusionaron de los partidos comunistas formaron lo que denominarían una "nueva izquierda", primero entre los intelectuales disidentes del Partido Comunista y los grupos universitarios en el Reino Unido, y luego junto con el radicalismo universitario en los Estados Unidos y en el bloque occidental. El término "nouvelle gauche" ya era corriente en Francia en la década de 1950, asociado con la revista France Observateur, y su editor Claude Bourdet, quien intentó formar una tercera posición, entre las tendencias dominantes estalinistas y socialdemócratas de izquierda, y los dos bloques de la guerra fría. Fue de esta "nueva izquierda" francesa que la "Primera Nueva Izquierda" de Gran Bretaña tomó prestado el término.[8]
Al teórico germano-estadounidenseHerbert Marcuse se le conoce como el "Padre de la Nueva Izquierda". Rechazó la teoría de la lucha de clases y la preocupación marxista por el trabajo. Según Leszek Kołakowski, Marcuse argumentó que, dado que "las cuestiones de la existencia material han sido resueltas, los mandatos y prohibiciones morales ya no son relevantes". Consideró la realización de la naturaleza erótica del hombre, o Eros, como la verdadera liberación de la humanidad, que inspiró las utopías de Jerry Rubin y otros.[9] Sin embargo, Marcuse también creía que el concepto de Logos, que involucra la razón, también absorbería a Eros con el tiempo.[10] Otro destacado pensador de la Nueva Izquierda, Ernst Bloch, creía que el socialismo sería el medio para que todos los seres humanos se volvieran inmortales y eventualmente crearan a Dios.[11] Los escritos del sociólogo C. Wright Mills, quien popularizó el término Nueva Izquierda en una carta abierta de 1960, también darían una importante inspiración al movimiento.[12][13]
El historiador E. P. Thompson, en su célebre artículo «La Nueva Izquierda» (1959), caracterizó a la nueva corriente por su internacionalismo democrático centrado en las personas comunes —humanismo socialista— y por su activismo —fundamentalmente de tipo pacifista y antinuclear—, en oposición tanto al capitalismo como a la socialdemocracia y al comunismo soviético ortodoxos (la "Vieja Izquierda"). En el Reino Unido, la Nueva Izquierda experimentó gran auge entre 1956 y 1959, con órganos de expresión como The Reasoner (posteriormente The New Reasoner) y Universities and Left Review. Desde 1960 contará con la mítica revista New Left Review que, a partir de su nueva dirección desde 1962, marcaría el inicio de la segunda generación de la New Left y de su progresivo declive. Durante esta época (finales de los años 50), en Francia se adscribían a dicho movimiento el partido Unión de Izquierda Socialista o el semanario France Observateur.[14]
↑Gitlin, Todd (2001). «The Left's Lost Universalism». En Arthur M. Melzer, Jerry Weinberger and M. Richard Zinman, ed. Politics at the Turn of the Century. Rowman & Littlefield Publishers. p. 3-26. ISBN978-1-4616-1286-5. OCLC853359820. Consultado el 16 de septiembre de 2021.