El lobo marino sudamericano (Otaria flavescens, anteriormente clasificado como O. byronia), también llamado otario de la Patagonia, lobo marino chusco, lobo marino de un pelo, león marino del sur, león marino sudamericano o simplemente lobo marino o lobo, es una especie de mamíferopinnípedo de la familiaOtariidae.
Descripción
Son de color pardo oscuro cuando son adultos y negro cuando son jóvenes. Los machos adultos habitualmente pesan unos 300 kg, el doble que las hembras, y poseen una capa de pelo castaño rojizo sobre el cuello. Esta «melena» es la causa de que sean llamados «leones marinos».
Viven en colonias de unos 15 individuos, formadas por el macho, su harén, y unos pocos jóvenes. Durante el verano, en diciembre y enero, se trasladan a parir a sitios protegidos donde se congregan miles de ejemplares. La gestación dura casi un año, pariendo una sola cría. Durante la época de reproducción, los machos entran en combate por el control de su territorio y por las hembras (son muy territoriales entre ellos), y es usual que no se alimenten en ese periodo. Viven entre 25 y 50 años.
El ser humano los cazaba para obtener carne y aceite; pero la principal razón para perseguirlos era que la piel de las crías recién nacidas, llamadas "popos" (del ingléspuppy), tiene uso en peletería.
Aunque la explotación directa en la Patagonia haya cesado, los lobos marinos de un pelo interaccionan con todo tipo de pesquerías y de muy diversa forma. Durante la década de 1990 se estimaron tasas de mortalidad en diversos artes de arrastre de fondo y pelágicos. La mortalidad total anual varió entre 150 y 600 individuos.[4][5]
También interactúa con pesquerías de redes de agalla en la Provincia de Buenos Aires dirigidas a tiburón y corvina, donde consume parte de la captura disminuyendo su valor económico pero no resulta enmallado.[6] También interacciona con la pesca de palangre en el golfo San Matías donde daña la captura y es objeto de persecución por parte de los pescadores. Otro tipo de interacciones con pesquerías es el que se refiere a las específicas o ecológicas y que dan cuenta de los efectos indirectos de la explotación pesquera sobre las presas que son comunes a otros predadores del ecosistema marino.
Siendo el lobo una especie conspicua y abundante en el sistema marino, es susceptible de interaccionar con las pesquerías a través del consumo de presas comunes con la pesquería. Es de esperar que la composición de la dieta de un predador como el lobo cambie si se modifican las abundancias relativas de sus presas; sobre todo considerando que la merluza y el calamar común son las presas más importantes y también constituyen las principales especies blanco de las pesquerías en la región. Por lo tanto, los efectos que las pesquerías produzcan en las abundancias de estas especies, terminarán modificando la dieta de los predadores tope.
Se desarrolló un modelo multiespecífico que incluyó el calamar común, la anchoíta, la merluza y el lobo marino de un pelo en el norte y centro de Patagonia.[7] Los resultados obtenidos indican que existen efectos recíprocos entre las especies incluidas, siendo los más significativos la cosecha de calamar y de merluza, que pueden repercutir negativamente sobre la población del lobo marino según las intensidades de la cosecha.
La población del litoral patagónico se encuentra en expansión aunque no ha recuperado aún su tamaño poblacional original. Los problemas de mortalidad incidental en artes de pesca, si bien han sido evaluados preliminarmente, aún no han sido considerados por el sistema de gestión pesquera. El problema de la fauna acompañante no forma parte del sistema de evaluación de los recursos pesqueros y en los programas de observadores a bordo apenas se evalúan cuestiones relativas a la especie blanco. En cuanto al turismo si bien no puede ser considerado una amenaza o un problema de conservación, como se mencionó más arriba los nuevos asentamientos de lobos marinos se encuentran en zonas de explotación privada, con escasa protección o control por parte de guardafaunas o del sistema de manejo de áreas protegidas.[8][9]
↑Cárdenas-Alayza, S. & Crespo, E. & Oliveira, L. (2016). «Otaria byronia». Lista Roja de especies amenazadas de la UICN 2016.2(en inglés). ISSN2307-8235. Consultado el 12 de septiembre de 2016.
↑Koen Alonso, M., E.A. Crespo, S.N. Pedraza, N.A. García & M. Coscarella. 2000. Feeding habits of the southern sea lion, Otaria flavescens, off Patagonia, Argentina. Fishery Bulletin. 97(2):250-263.
↑Skeríková A, Brabec J, Kuchta R, Jiménez JA, García HH, Scholz T. Is the human-infecting Diphyllobothrium pacificum a valid species or just a South American population of the holarctic fish broad tapeworm, D. latum? Am J Trop Med Hyg. 2006 Aug;75(2):307-10.
↑Crespo, E.A., Pedraza, S.N., Dans, S.L., Koen Alonso, M., Reyes, L.M., García, N.A. Coscarella, M. & Schiavini, A.C.M. 1997. Direct and indirect effects of the highseas fisheries on the marine mammal populations in the northern and central patagonian coast. Journal of the Northwest Atlantic Fishery Science 22:189-207.
↑Dans, S.L., Koen Alonso, M., Crespo, E.A, Pedraza, S.N. & García, N.A. 2003. Interactions between Marine Mammals and High Seas Fisheries in Patagonia Under an Integrated Approach. Pag. 100-115 En: Gales, N., M. Hindell y R. Kirkwood (Eds) Marine Mammals: Fisheries; Tourism and Management Issues CSIRO Publishing.
↑Crespo, E.A., Corcuera, J. & López Cazorla, A. 1994. Interactions between marine mammals and fisheries in some fishing areas of the coast of Argentina. International Whaling Commission, Special Issue 15: 283-290.
↑Koen-Alonso, M. & Yodzis, P. 2005. Multispecies modelling of some componentes of the northern and central Patagonia marine community, Argentina. Canadian Journal of Fisheries and Aquatic Sciences 62:1490-1512.
↑Crespo, E.A. & Pedraza, S.N. 1991. Estado Actual Y Tendencia De La Población De Lobos Marinos De Un Pelo (Otaria Flavescens) En El Litoral Patagónico. Ecología Austral 1: 87-95.
↑Dans, S.L., Crespo, E.A. Pedraza, S.N. & Koen Alonso, M. 2004. Recovery of the south american sea lion population in northern Patagonia. Canadian J. Fisheries and Aquatic Science. Vol. 61:1681-1690.