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En algunos países como por ejemplo Venezuela se usa el término pote para hacer referencia a cualquier tipo de envase, mayormente a las latas y frascos de vidrio o plástico.
Emplazamiento y uso
El uso habitual del pote es colocado en una fuente de calor procedente de la chimenea o en un fuego abierto denominado hogar o lar en castellano (llar o llariega/tsariega en asturiano,[3] y lareira en portugués y gallego). Se solía colgar de las llares (gamayeres en asturiano), aunque también podía ponerse de pie sobre sus tres patas metálicas. El pote, con o sin tapadera, sodía ser de hierro fundido, lo que daba un sabor característico a lo que en él se cocinara, como ocurre con otro recipiente similar, el caldero.[4]
Historia
Existen precedentes cerámicos del pote, vasijas con aspecto de olla que, como aquel, se alzan sobre tres patas (trípode), para instalarse en equilibrio sobre ascuas o brasas.
El uso de calderos de cobre y hierro fue sustituido desde comienzos del siglo xix por los potes de hierro fundido, aunque algunos ya se fabricaban en España a finales del siglo xviii.[5] La influencia de calderas y potes en el quehacer culinario se refleja en los diversos potajes y guisos tradicionales.
Como plato popular destaca en la gastronomía del norte de España, en especial en Galicia (el 'pote' o caldo gallego) y en la cocina asturiana (el pote asturiano), en un conjunto de platos de origen humilde, pero luego recuperados por la nueva cocina tradicional. En la matanza, el pote da nombre a los recipientes conocidos como "maestro potero" o "maestro palero".[cita requerida]
Potes de cerámica
En alfarería, el pote es un vaso de barro de varios tamaños, primitivamente usado para beber o almacenar aplicándosele un precinto; también se designan así vasijas con forma de tiesto usado en la jardinería doméstica e industrial.[6]