La Santé es una de las tres principales prisiones del área de París, y es la única de París intramuros; la Prisión de Fleury-Mérogis, la cárcel más grande de Europa y la Prisión de Fresnes, localizadas en los suburbios del sur, son las otras dos.
Historia
Fue diseñada por el arquitecto Joseph Auguste Émile Vaudremer. Su construcción se inició en 1861 y fue inaugurada el 20 de agosto de 1867.[1] Construida en el sitio de un antiguo «marché aux Charbons» (mercado de carbón), remplazó el convento de las Madelonnettes, transformado en prisión durante la Revolución francesa. Antes de ello, en el mismo lugar se levantaba "casa de salud" (en francés: santé significa Salud), construida por orden de Ana de Austria, establecimiento que fue transferido en 1651 a lo que hoy en día es el Centro Hospitalario Sainte-Anne, unas calles al sur de esta cárcel.
Al inicio la cárcel tenía 500 celdas, alcanzando las 1000 en 1900 al cierre de la Cárcel de la Grande Roquette, en el actual 11.º distrito. Las celdas tienen unas dimensiones de: 4 m de largo, 2,5 de ancho y 3 de alto. Llegó a haber hasta 2000 detenidos, repartidos en 14 departamentos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, fue usada tanto para encarcelar criminales comunes como para opositores y resistentes a la ocupación alemana. El 14 de julio de 1944, al encontrarse las Fuerzas Aliadas cerca de la ciudad, los prisioneros iniciaron un motín, que fue sofocado con gran brutalidad y pérdida de vidas por la Milicia de Vichy.
Una de sus particularidades es que hasta el año 2000 los detenidos eran distribuidos en el interior de la prisión por origen geográfico y étnico. Una parte de los detenidos (principalmente los que continuaban sus estudios) eran reagrupados en secciones, pero la mayoría de ellos estaban diseminados en 4 bloques:
bloque A: Europa occidental
bloque B: África subsahariana
bloque C: Magreb
bloque D: resto del mundo.
Actualmente, solamente el bloque A sigue funcionando, los demás han sido cerrados en previsión de próxima reforma y ampliación.
En el año 2000, la jefa médico de la prisión, Veronique Vasseur, publicó un libro en el que relataba las malas condiciones de la prisión:[2] suciedad, insalubridad etc. El libro conmocionó a la opinión pública y motivó la creación de una comisión parlamentaria para el estudio de la situación.[3]