Su principal altura es el Puig Mayor, con 1445 metros de altura, que es la montaña más alta de Mallorca, así como de las Islas Baleares. Le sigue el Puig de Masanella (1364 m s. n. m.). En sus partes más altas encontramos numerosos endemismos y falta de vegetación típica mediterránea que se da en otras partes de la isla. Este macizo calcáreo posee abundantes zonas kársticas con cuevas, simas (una de las más famosas es la "Cova de sa Campana" de -358 m[4]) y profundos cañones, el más conocido y reconocido a nivel mundial por su alta dificultad es el de "Sa Fosca", que sale desde el embalse del Gorg Blau en dirección al Torrent de Lluch, allí se unen formando el famoso Torrente de Pareis, con paredes verticales de hasta 300 m. En términos geológicos, se puede considerar la Sierra de Tramontana como una extensión de la Cordillera Bética.
La Sierra de Tramontana alberga una impresionante diversidad de vida vegetal y animal, incluyendo 25 especies botánicas endémicas y 7 endemismos exclusivamente mallorquines.
Las especies vegetales notables de la Sierra se extienden desde la resistente encina balear hasta las delicadas flores de la violeta de penyal. Otros componentes de este mosaico botánico incluyen el romero, la genista, la siempreviva, el madroño, la garriga, el serbal, el tejo, el arce, el boj, la jara, la lavanda y el tomillo.
La fauna terrestre es igualmente diversa. Entre los vertebrados destacan la marta, la comadreja, la gineta y el erizo. Los anfibios y reptiles, a pesar de ser menos numerosos, son representados por especies tan singulares como el sapo partero balear y el sapo Ferreret.
La Sierra de Tramontana recibe numerosos visitantes anualmente debido a su singular biodiversidad y atractivos paisajes. En respuesta a esta afluencia, se ha desarrollado un enfoque de turismo responsable para minimizar el impacto ambiental y preservar la naturaleza única de la región.
Las fincas y los hoteles rurales de la zona colaboran en la organización de actividades que promueven este tipo de turismo, como senderismo, ciclismo y observación de aves, además de visitas culturales con especial atención al respeto por el entorno natural y cultural[5]. La educación ambiental es una constante en la visita a la Sierra, subrayando la importancia de la conservación.